Una ponencia que propone una reflexión sobre cómo diseñar espacios con identidad en un mundo saturado de referencias globales, donde la inteligencia artificial y plataformas como Pinterest han homogeneizado la estética. Frente a ello, el verdadero valor del diseño reside en su capacidad de narrar historias en torno a la persona: el interiorismo como vehículo para transmitir un mensaje humano, local, cultural. Los estudios de interiorismo aportan sentido cuando logran traducir el patrimonio, la historia o la esencia de una marca y sus personas en una narrativa espacial honesta y coherente. Diseñar desde lo humano para lo humano implica crear lugares que no solo se ven bien, sino que emocionan y conectan. En un contexto de estandarización visual, construir identidad desde el interiorismo no solo es un acto de autenticidad, sino también una estrategia de diferenciación con un profundo impacto cultural.