18.10.2023 / 12:00 / Agora

El punto de partida de un proyecto debe ser universal, un concepto claro, descriptible en una frase sencilla. Bajo la complejidad del resultado se adivinará un origen donde todos podemos identificarnos. El siguiente paso es tomar la medida. Debemos encontrar lo valioso en lo existente, y hacer lo menos posible para formar con esto un conjunto mejor. A continuación debemos definir el carácter de la obra. Acertar con los rasgos principales, su esencia, y complementarlos de forma que aparezcan en su mejor expresión. Es fundamental conservar una cierta imperfección. La arquitectura se hace cercana y acogedora cuando el habitante descubre esta incorrección con la que siempre nos identificamos. El objetivo final de todo lo que hacemos es alcanzar el equilibrio. Entre lo austero y lo elevado, la luz y la sombra, lo ligero y lo grave, lo delicado y lo rudo, lo de hoy y lo de siempre.

Consulta el programa completo